Dedicamos nuestro Territorio Negro de ayer a la organización de butroneros desmantelada por la policía en la operación Joy Universo y de su polémica puesta en libertad. En el espacio de Julia en la Onda tenéis toda la información: quiénes son, de qué delitos se les acusa y las razones de su libertad exprés.
Al final de nuestro espacio, llamó una de las víctimas de esa organización: el propietario de un concesionario de automóviles al que robaron dieciocho coches. No entendía cómo era posible que El Taca, El Piojo y compañía estuviesen en libertad después de que la policía les imputase hasta 39 delitos.
No tengo ninguna duda de que los jueces han cumplido con la ley, pero las víctimas difícilmente van a entender la impunidad de la que se ha dotado a estos butroneros. Me ha sorprendido la tranquilidad y hasta la socarronería con la que se han tomado la decisión de los jueces los policías que estuvieron medio año detrás de esta banda. He tenido la ocasión de hablar con ellos y hasta he visto parte del trabajo que hicieron para presentar a los jueces y a los fiscales el mayor número de pruebas posible: es un trabajo meticuloso, riguroso e ímprobo, en el que acreditan la participación de los detenidos en los robos, no mediante indicios ni conjeturas, sino con imágenes y fotografías que no dejan lugar a dudas.
Como contamos en Territorio Negro, la solución para estos casos pasa por la creación de una Fiscalía especial contra el crimen organizado, que pueda coordinar operaciones como ésta, al igual que se hace en la Audiencia Nacional, porque tener el caso repartido en 39 juzgados distintos complica todo.
La operación Joy Universo debería mover a esa reflexión a los que pueden hacer algo. Pero las víctimas no entienden nada. Y la mujer del policía que no pudo estar con ella en una importante intervención quirúrgica, porque estaba detrás de los butroneros, tampoco.