La operación policial que acabó con Ignacio Allende, Torbe, en prisión, fue difundida por la Policía el pasado 7 de mayo en una nota de prensa en la que se pedía la colaboración ciudadana para encontrar más víctimas de la red. En la nota se hablaba de menores de edad a las que se suministraba estupefacientes, de mujeres obligadas a grabar escenas de porno extremo, de tráfico de seres humanos… La operación pasó casi inadvertida para la prensa hasta que en ella han aparecido los nombres de los futbolistas De Gea y Muniain.
Laura Cornejo, colaboradora de www.eldiario.es, reveló el pasado viernes que una testigo protegida declaró en dos ocasiones ante la Policía que había tenido un encuentro sexual con dos futbolistas, uno de ellos Muniain, y que la cita había sido pagada y acordada por el portero de la selección española De Gea. La primicia de Laura Cornejo tuvo una repercusión enorme, máxime cuando faltaban apenas tres días para que la selección española debutase en la Eurocopa. La noticia sostenía que Torbe llevó a esta testigo a un hotel de lujo de Madrid en 2012 y que allí la obligó a mantener relaciones sexuales con los futbolistas, pese a que ella dejó claro que no quería. Para colmo, ella no recibió ni un solo euro de todos los que le había prometido Torbe, que se quedó con el dinero supuestamente pagado por De Gea. Los hechos descritos por la testigo responden al ilícito, al menos, de agresión sexual.
Sin embargo, ni la policía ni el juez instructor han llamado a declarar a ninguno de los futbolistas citados por la testigo protegida. Ni en calidad de testigos ni en la de investigados, pese a que en esta instrucción, tanto la UIT como la UCRIF han tomado decenas de testimonios para sujetar bien las acusaciones contra Torbe y su socio Boris Malynowsky. No sé las razones de la Policía o del juez para no llamar a los jugadores, aunque sí sé que la razón no es que sean futbolistas, por muy atractiva que resulte la idea.
En el mismo sumario se describen prácticas tremendas de las que fueron víctimas mujeres traídas España mediante engaños, como contábamos en este Territorio Negro: mujeres encerradas, amenazadas, vejadas en prácticas sexuales humillantes… También aparecían menores a las que Torbe drogó, engañó y grabó escenas pornográficas. Nada de eso parecía importar a casi nadie hasta que aparecieron los nombres de jugadores de fútbol como clientes de la red de Torbe. Espero que se delimiten las responsabilidades penales de los jugadores, si las hubiese, pero también espero que nosotros, los periodistas, aprendamos la lección y demos la repercusión que merecen las múltiples operaciones contra la trata de seres humanos que hace la Policía y en las que se describen prácticas terribles de las que son víctimas miles de mujeres que no tuvieron la fortuna de encontrarse con futbolistas de la selección española.