Las lecciones de los gurús

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No tenía ninguna duda de que José Bretón iba a utilizar su turno de palabra. Y también tenía claro que no lo iba a emplear para mostrarse algo más humano o para pedir perdón por el daño causado. Bretón ha usado esa oportunidad que da nuestra legislación para intentar demostrar a todos que él sigue siendo más listo que nadie. Se ha dirigido a la abogada de la acusación particular para intentar decirle que sus argumentos se han vuelto contra ella, ha valorado a su favor pruebas… Ha intentado hacer un trabajo que no le corresponde –ya lo había hecho previamente su abogado en su alegato– y, eso sí, ha seguido parte de ese guión que escribió el 8 de octubre de 2011, hace 21 meses: Bretón ha dicho que nadie le ha explicado dónde están sus hijos. Pero lo ha dicho de manera hierática, como el autómata en el que se han convertido en este juicio, sin emoción alguna, sin ni siquiera mencionar a sus hijos con su nombre propio, algo que sí ha hecho con su ex mujer, Ruth Ortiz, a la que iban dirigidas algunas de las torpes andanadas que ha soltado hoy.

Se acabó el juicio. Ha llegado la hora de las partes, que tendrán que elaborar el objeto del veredicto, y de las siete mujeres y dos hombres que componen el jurado popular, que tendrán que debatir sobre ese objeto del veredicto. Cinco votos bastarán para que Bretón sea declarado inocente; son necesarios siete para un veredicto de culpabilidad. Han sido tres semanas de juicio muy intensas, en las que todos los medios nos hemos volcado, dando amplia cobertura al proceso, con la gran ayuda del presidente del tribunal y del personal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que han facilitado el trabajo a la prensa para que este juicio fuese contado con todo el detalle posible por los medios de comunicación, algo que reclamaban los lectores, los oyentes y los espectadores. Y quiero hacer una reflexión en este punto. He estado en casi todas las sesiones de la vista oral, compartiendo horas de sala, de sala de prensa y de los exteriores del Palacio de Justicia con medio centenar de compañeros que estaban, como yo, haciendo su trabajo. He seguido todo lo que he podido la cobertura de los demás medios: Espejo Público, El programa de Ana Rosa, TVE, Te Vas a Enterar… Con muchos de ellos he compartido hasta el espacio físico en los directos que yo hacía –Al Rojo Vivo, La Sexta Noticias y Más Vale Tarde– y que a veces coincidían con los de otros compañeros. Cada uno de nosotros ha dado la información que le ha parecido más relevante, ha contextualizado, en algunos casos ha analizado… Pero no he visto a ninguno de mis compañeros «rebozarse en la víscera», como dijo uno de esos gurús que desde sus atalayas digitales explica a los profesionales que están en la calle –sitio por el que ni a él ni a sus colegas de púlpito, desde luego, les hemos visto– cómo tienen que hacer su trabajo. Yo he criticado coberturas que no me han parecido ni sensatas ni profesionales, pero desde octubre de 2011 creo que el caso Bretón se ha tratado de manera profesional y, sobre todo, respetuosa. Y al que no le interese el tema, que cambie de canal, de emisora o pase la página. Otra cosa es que a algunos gurús les moleste que en las televisiones haya algo más que tertulias políticas y que los periódicos dediquen páginas a la información de sucesos, tan digna como cualquier otra y con la especial particularidad de que solo se hace en la calle, pasando calor, frío y gastando suela de zapato, como dicen los viejos reporteros. Así que, gurús, id a dar lecciones a otra parte. O venid a darlas cuando hayáis conseguido alguna noticia, eso que antes se llamaba ser periodista.

Publicado por

manuelmarlasca

Reportero. Se me ve por La Sexta y se me oye en Onda Cero.

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