‘Una historia del 11-M que no va a gustar a nadie’ lleva ya cinco días expuesto al más exigente de los juicios, el de vosotros, el del público, y aún no tenemos datos sobre su acogida, al margen de los comentarios que algunos vais dejando en esta página y en algunas otras. Precisamente, la referencia hecha en el blog Peón gris a nuestro libro ha desatado toda una serie de comentarios, la mayoría de ellos descalificatorios, a nuestra obra, algo que no tendría mayor importancia si los autores de esos comentarios hubiesen leído el libro. Pero no parece que les haga falta leer, porque ya tienen su verdad. Nosotros no estamos en posesión de ninguna verdad. Como contamos en la presentación y en las primeras páginas del libro, todas y cada una de las páginas del mismo son fruto de la detenida lectura del sumario y de decenas de entrevistas con personas que han estado relacionadas con los atentados de una u otra manera. En el libro no hay una sola teoría, ni una suposición… Hay hechos, los hechos que se han podido acreditar y demostrar mediante investigaciones policiales, pruebas periciales y mediante nuestro trabajo. Y, naturalmente, entre esos hechos hay errores garrafales, chapuzas, precipitaciones, descoordinaciones… Toda una galería de despropósitos que seguramente facilitaron la comisión de los atentados del 11 de marzo. En el último capítulo podéis leer un detallado análisis de todas estas chapuzas y cómo algunas de ellas sirvieron para dar aliento a los partidarios de la teoría de la conspiración. O de las conspiraciones. Porque, ¿con cuál nos quedamos? ¿Con la de los servicios secretos marroquíes? ¿Con la de las células socialistas de la policía y de la guardia civil? ¿Con la de la colaboración entre ETA y Al Qaeda? Nuestro libro es información, porque nosotros somos reporteros. No somos analistas, ni tertulianos, ni editorialistas, ni articulistas… Somos dos reporteros. Por ello, en la última parte del libro hemos querido recopilar gran parte de la abundante información que fue hallada en las memorias USB y en los discos duros de los terroristas que murieron en Leganés. Eso es información y ese es nuestro trabajo: informar. Las teorías las dejamos para otros.