
Nuestra profesión lleva años devanándose los sesos en busca de eso que llaman modelo. Los periódicos tradicionales y las revistas perdemos ejemplares a un ritmo vertiginoso y las ediciones digitales, pese a crecer, no acaban de dar con la fórmula para que su negocio sea rentable. He dicho en este blog y en todos los foros que me han acogido que lo que tenemos que hacer los periodistas es contar buenas historias en el soporte que sea, porque las buenas historias distinguen a los buenos medios de los que parecen abocados a convertirse en soportes publicitarios, capaces de llenar sus páginas de despachos de agencia, de declaraciones de políticos y de periodismo de convocatoria.
Hoy es un buen día para los que creemos en esta teoría. A mediodía de ayer, llegó a las redacciones una noticia que, aparentemente, no era más que un suceso sin mucho recorrido: una mujer ciega cayó en las vías de la estación de Nueva Numancia y sufrió la amputación de un brazo. Leo las secciones de Madrid de los periódicos. Varios diarios despachan el suceso como un puro trámite, pero en dos de ellos –ABC y El País– se cuenta una historia, una emocionante historia. Se pone nombres y apellidos a la víctima, se cuenta por qué era ciega, a qué se dedicaba, lo qué significa para ella perder un brazo, se da su foto… Enhorabuena a El País, a ABC y a sus reporteros: Pilar Álvarez, T.G. Rivas y V. Saura. Siempre que haya profesionales dispuestos a buscar estas historias, el periodismo seguirá vivo.