El mal está entre nosotros


Mónica Juanatey ahogó a su hijo, César, de nueve años, en la bañera en el verano de 2008. Agarró el cuerpo del pequeño, lo metió en la maleta junto a unos efectos personales del niño y abandonó el cadáver en una zona boscosa de Menorca. Durante más de dos años llevó una vida completamente normal, hasta que fue detenida, acusada del asesinato de su hijo. Ha sido la gran historia criminal de la pasada semana, junto al descubrimiento del verdadero horror de la residencia de ancianos La Caritat, en Olot (Girona). El celador Joan Vila suma ya once muertos y parece que la lista sigue abierta.
Esta semana, en Interviú, publicamos el contenido de la confesión de Mónica Juanatey, su declaración ante la policía, en la que explica cómo y por qué acabó con la vida de su hijo, que apenas llevaba diez días con ella en Menorca, hasta donde había viajado desde Galicia. «Quería mandar a mi hijo de vuelta a Galicia, no tenía cómo, mi pareja no sabía la verdad, perdí la cabeza», dice en su testimonio, antes de contar que después de matar a su hijo se quedó con el cuerpo en brazos, llorando, unas cuantas horas. En el reportaje de Interviú reproducimos también las declaraciones ante la policía de Víctor, el novio de Mónica, el hombre por el que la mujer acabó con la vida de su hijo. Sin embargo, el testimonio de Víctor depara una sorpresa: la parricida ya tenía un nuevo novio.
Siempre que una madre mata a su hijo escucho las mismas reacciones, quizás porque el es el crimen más contra natura que existe: «Estará loca», «tendría un problema grave»… En este caso, todo parece indicar que, simplemente, Mónica Juanatey era capaz de acabar con la vida de su hijo porque le molestaba a la hora de diseñar sus planes. No sólo de eso, sino de hacerle pasar por su sobrino antes su novio, ocultar su cuerpo en una maleta y, eso sí, deshacerse del DNI, mantenerle vivo en Internet, simulando que había hecho la comunión…. Mónica no está loca, sencillamente, es malvada.
Afortunadamente, la suerte se pudo del lado de los buenos y esas letras –C sar J.F.– pintadas en el estuche fueron claves para resolver el caso. Enhorabuena a los agentes de Baleares y a la Sección de Homicidios de la UDEV Central.

Publicado por

manuelmarlasca

Reportero. Se me ve por La Sexta y se me oye en Onda Cero.

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