Nunca hubo más sospechosos. Miguel, el ex novio de Marta del Castillo, nunca dejó de estar bajo la lupa de la policía, que sabía desde las primeras 24 horas de la desaparición de la joven, que sería prácticamente impoisble hallar a la adolescente sevillana con vida. Lo sabía la policía y lo sabíamos los periodistas que manejamos fuentes cercanas a esas pesquisas. Pero casi todos lo callamos, mantuvimos una férrea disciplina, porque antes que colgarse una medalla por una exclusiva, hay que hacer que los malos sean acaben en prisión.
No todos respetaron ese pacto tácito entre policías y periodistas. Allá ellos. Son los mismos que ahora mantenderán el circo para hacer rentable el suceso: entrevistas con la familia del detenido, con la familia de la novia del detenido, con otras novias… Un pozo sin fondo.
Poco me queda por decir, salvo dar la enhorabuena a la gente de la UDEV central, la unidad que ha resuelto el crimen. Derrotar a un tipo sin cadáver no es una tarea sencilla. Y ellos lo han hecho.